El Trastorno del Espectro Autista (TEA), es un trastorno neurobiológico que suele aparecer durante los tres primeros año de vida de la persona, y perdurará toda la vida. Los síntomas más comunes en este trastorno son problemas en la comunicación y en la interacción social y además también presentan patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento o intereses.
Existen signos tempranos o precoces que pueden actuar como señales de alerta y se clasifican en tres áreas (Canal y cols, 2007):
COMUNICACIÓN Y LENGUAJE:
- Dificultad para dirigir su mirada en la misma dirección que lo hace otra persona.
- No mira hacia done le señala otra persona.
- No existen atención conjunta (no alterna la mirada entre los objetos y los adultos)
- No hay gestos comunicativos (no señala, no pide las cosas, no saluda con la mano...)
- Ausencia de balbuceo
- Ausencia de palabras o frases simples
ALTERACIONES EN EL DESARROLLO DE LA INTERACCIÓN SOCIAL, RESPUESTA EMOCIONAL Y JUEGO.
- No existe sonrisa social
- No hay interés en juego de interacción social
- No tiene interés en otros niños
- No le interesan los juguetes o juegan de forma repetitiva con objetos
- No hay expresiones emocionales asociadas a contacto ocular
- Ausencia de imitación espontánea
INTERÉS RESTRINGIDO Y MOVIMIENTO REPETITIVO
- No explora visualmente el entorno
- Tendencia a fijarse solo en determinado estímulos u objetos
- Reaccionar de forma excesiva ante estímulos ambientales
- Movimientos repetitivos o posturas del cuerpo, brazos, manos o dedos
- Tono muscular, postura y patrones de movimiento anormales
Ante cualquiera de estos signos, lo más importante es acudir a profesionales especializados para realizar un diagnóstico y diseñar una intervención individualizada para la persona.
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